Bitácora de Campamento – Capítulo 1: Viaje e instalación

Primer día de campamento. Nos subimos al autobús llenos de ilusión por poder disfrutar, por fin, de la actividad más importante del curso.

Dejamos atrás comodidades, tecnologías y los 40º C toledanos para vivir 15 días en la escuela de los bosques.

El viaje bien. Un poco pesado, pero bien. Cada quien ha encontrado la forma de entretenerse (aprovechando que todavía tenía el móvil a mano, pues ya están todos a buen recaudo):

Al llegar a Samos nos hemos encontrado con la querida finca que nos dejan los monjes benedictinos y unos simpáticos 30ºC cargaditos de humedad… ¿Quién había dicho que nos íbamos al fresquito? En fin, así nos vamos aclimatando poco a poco. Los lugareños dicen que no es normal tanto calor… esperemos que sea algo pasajero. El jersey, de momento, sigue bien guardado en la mochila.

Los jefes de patrulla han reconocido con Pablo y Marina respectivamente las diferentes zonas para la tropa y compañía, y han elegido la ubicación de cada patrulla. ¡A instalarse!

Mochila va, cuesta para arriba, cuidado con la zarza traidora, tronco viene,  cuesta para abajo, madre mía ¡qué calor!… Poco a poco, trabajando en equipo hemos ido integrándonos en el lugar. Cada patrulla tiene un espacio al que llamar «mi rincón», que a lo largo de los próximos días irá incorporando mesa, cocina, mochilero…

Afortunadamente hay un equipo de pilotos serviciales que nos están ayudando a mover de un lado para otro el material y la madera. Buen ejemplo para todos.

Las chicas del fuego han partido ya para Santiago. El padre Arturo las visitará mañana en su final de etapa para celebrar misa con ellas a media tarde, a ver qué nos cuenta cuando regrese al campamento. Se las veía con buen ánimo.

Después de tanto esfuerzo no podía faltar saludar a nuestro hermano río. Todo en orden, el agua bien clara y fresquita.

Poza en el río Sarria, que es un gozo para refrescarse después de una tarde intensa de trabajo.

Ninguna herida o maldad reseñable. La zona de intendencia para abastecer a cada patrulla de agua y alimentos completamente organizada y funcionando.

Casa que nos sirve de punto de intendencia, para conservar los alimentos refrigerados y a buen recaudo.

Día uno superado con éxito. Mañana esperamos poder celebrar misa en la capilla que estamos preparando, y podremos contar con la presencia del Señor en el Sagrario el resto de campamento.

Altar construido con piedras de la zona, por los jefes.

¡La aventura nos espera!