Llevamos tres días de campamento y ya nos han pasado tantas cosas que nos sé bien por dónde empezar… aunque estamos tan concentrados en construir los rincones de cada patrulla y las zonas comunes que se nos pasa hacer fotos. Así que habrá que esperar a más adelante para poder compartir gráficamente lo que vamos viviendo.
De momento, lo básico: Hemos llegado bien, la zona de campamento está tan salvaje como siempre (aunque poco a poco la vamos adaptando a nuestras necesidades), y todos y cada uno de los participantes gozan de buena salud. Más allá de algunas picaduras de mosquitos o arañas inquietas, o roces con ortigas agresivas, podemos dar gracias a Dios de no tener a nadie accidentado o enfermo. Bien, vuestros rezos están surtiendo efecto, ¡así que os agradecemos que sigáis en la misma línea!
Os mostramos la foto que tomaron los primeros jefes que llegaron al campamento de la zona de lo que será la capilla del campamento. Para que dentro de unos días veáis la diferencia…

Ya veis que había niebla… ¡qué gozo! No estamos pasando apenas calor (si acaso un poco a medio día). Y salvo esta noche pasada, el resto no ha hecho nada de frío.
Tanto guías como scouts llevan estos tres días instalándose. Ya sabéis que las patrullas eligen un «rincón» en medio del bosque, y entre las 5-8 personitas que las constituyen se organizan para despejar de malas hierbas y construir en ese espacio una mesa para cocinar, otra para comer, un herramentero, un oratorio, un tendendero… y para montar la tienda de campaña, claro. Bueno, este año hay una patrulla que ha decidido evolucionar el concepto de tienda de campaña y se está montando un mega-vivac… veremos cómo queda.
Pero no nos dejan hacer fotos «hasta que estén terminados». Que son ellas y ellos muy presumidos. Lo cierto es que casi mejor, porque en plena vorágine, orden, lo que se dice orden, no hay mucho. Y no será porque Lucía o Iago no insistan en pedirlo. Pero es que por mucho que los chicos ordenen y recojan, en cuanto vuelven a ponerse manos a la obra… Supongo que podéis haceros una idea: igual que su habitación en casa, pero quitando suelo limpiable y añadiendo hierbas y polvo. ¡Están en la gloria!
Como el padre Arturo aún no ha llegado, el domingo fuimos a misa al monasterio, en Samos. Las chicas fueron por la mañana, y disfrutaron de una celebración por todo lo alto (el viernes era San Benito, patrón de los Benedictinos del monasterio, y llevan todos estos días de jolgorio litúrgico). En cambio los chicos fueron por la tarde y disfrutaron también, pero en este caso por lo austera y corta que fue la celebración…

Entre martillazo por aquí, corte con serrucho por allá y amarres con cuerdas por acullá, comemos. Por que como dice el intendente: «La moral de la patrulla está en el fondo de la olla». Cada patrulla recoge por la mañana la comida y la merienda de ese día, y por la tarde la cena y el desayuno del día siguiente. Tenemos una zona de «intendencia» con dos neveras que mantienen bien refrigerados los alimentos que nos traen cada día del Gadis (se agradece también un rezo por sus empleados, que aunque hacen su trabajo, lo hacen siempre con una sonrisa). Y como a las guías y los scouts nos gusta mucho eso que el jefe del campamento llama «Principio de Subsidiaridad», cada patrulla tiene su propio intendente, que va a recoger los alimentos y les dejamos (con supervisión) que ellos mismos metan en «la cesta de su patrulla» lo que corresponde. Se monta un poco de follón cuando se juntan los de las 5 patrullas, pero al final todo discurre como debe. Están aprendiendo mucho a fijarse y pensar en los demás. Porque si se equivocan… o comen de menos, o dejan sin suficiente comida a otros. ¡Pero no os asustéis! que esto apenas ocurre. Y como bien se puede ver en esta imagen, no hay mal ni carencia que no corrija pan a voluntad.

Al final de cada día, cuando cae el sol y hemos cenado, se juntan las patrullas de cada unidad, para hacer una velada. Es un momento distendido y en confianza para expresar todo lo bonito, alegre y sencillo que llevan dentro. Las chicas este año están ambientadas en tribus de cultura celta, y van disfrazadas a sus veladas.

En cuanto a los chicos, he visto a algunos disfrazados de campesinos… pero no me atrevo a afirmar cuál es su tema de campamento… Tengo que informarme mejor. Pero se oyen risas y carcajadas con bastante frecuencia. Sea cual sea su temática, parece que disfrutan.
Hay que agradecer al equipo de pilotos (que vienen acompañando a los jefes del campamento desde el viernes por la tarde) por su trabajo y disposición. Sin ellos estaría siendo mucho más difícil arrancar estos primeros días. Conste que no están trabajando todo el rato, les dejamos un algún momentillo de distensión.
En uno o dos días espero que me hayan dejado, por fin, fotografiar los famosos rincones de cada patrulla y os cuento cómo salen las próximas actividades.